“Permanecer: el espacio entre historia y sueño”


 


 

Hay instantes en que la vida parece suspenderse, como si alguien pulsara un botón invisible y todo quedara en silencio. Son esos momentos en que cerramos los ojos y el mundo se detiene. El tiempo, las palabras, las heridas… todo se disuelve, flotando en un espacio donde ni el pasado ni el futuro existen.

Llamamos a eso sueño. Una pausa en la historia que escribimos día a día. Un breve parpadeo en el relato interminable de lo que somos.

Pero hay algo —o alguien— que nunca duerme del todo. El observador. Esa parte nuestra que, aun cuando el cuerpo reposa y la mente se sumerge en paisajes de neblina, sigue despierta. Vigilante. Presente.

Es el testigo silencioso que anota cada suspiro, cada lágrima, cada destello de luz. El que sabe que incluso en la oscuridad hay semillas esperando florecer.

Ese observador, inalterable y sereno, es quien nos recuerda que no desaparecemos, aunque cambiemos. Aunque la historia se detenga. Aunque soñemos.

Somos algo más que las líneas que escribimos en las páginas de nuestra vida. Somos quien sostiene el lápiz. Quien, aunque la historia se pause, nunca deja de observar.

Hoy, quiero invitarte a hacer una pausa. A dejar que el sueño o el silencio te acaricien. Y a escuchar la voz suave de ese observador interior. Porque allí, entre la quietud y la historia, se esconde la belleza de lo eterno.

“El sueño es la pausa de la historia.
Pero quien observa la historia, nunca desaparece.”

— by Jade Nayara



🌿 Cuéntame…

¿Alguna vez sentiste que algo en ti observaba, incluso cuando todo parecía detenerse? 





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