Así sobrellevo mis días grises (aunque no siempre lo logre)

 Hay días en los que simplemente me cuesta existir. Me levanto con el cuerpo pesado, con la mente revuelta y con esa sensación de que todo es demasiado.

Antes, esos días me daban mucha vergüenza. Creía que debía estar siempre bien, positiva y fuerte. Pero la verdad es que no siempre puedo. Y he aprendido que está bien no estar bien.

No soy una mujer iluminada ni siempre presente. Hay mañanas en las que mi mente viaja al pasado, y noches en las que me ahogo de miedo por el futuro. Pero he encontrado pequeños gestos que, aunque no borran el dolor, me ayudan a suavizarlo.

A veces escribo. No para publicar nada, sino para sacarme lo que me duele. Incluso unas pocas líneas me alivian un poco.

Otras veces salgo a caminar. Sin rumbo, solo para sentir el viento o mirar el cielo, aunque esté nublado.

A veces leo. Aunque sea un párrafo de algún libro que me recuerde que no estoy sola en lo que siento.

Y a veces, simplemente me doy permiso de estar triste. Dejar de pelear con lo que siento me ha traído más paz que fingir que todo está bien.

No tengo la receta perfecta. No siempre me funcionan estas cosas. Pero me recuerdo a mí misma que los días grises también pasan, igual que las tormentas. Y que incluso cuando parece que todo está oscuro, dentro de mí sigue existiendo una semilla de luz.

Si tú también tienes días grises, quiero que sepas que no estás sola (o solo). Aquí, en este pequeño rincón llamado Orquídea Renacida, siempre podrás encontrar a alguien que te entienda.

Con cariño,
Jade Nayara – Orquídea Renacida

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